¿Qué es el Martinete de Navafría?
Se trata de un taller de fundición de cobre del siglo XIX, dónde se fabricaba normalmente calderería de cobre, y en ocasiones también floreros, braseros, calientacamas… todo fabricado con este material. Estos calderos de cobre se han utilizado tradicionalmente en diferentes partes de la península para uso alimentario: para hacer la matanza, morcillas, chicharrones, hervir pulpos, o elaborar frutos secos garrapiñados.
El proceso de elaboración de Calderos
El Martinete es un ingenio increíble que utiliza el agua, el fuego, la tierra y el aire para su funcionamiento. Consta de una enorme fragua ,picada en la roca viva y recubierta de barro refractario, dónde se fundía el cobre a unos 1150 grados de temperatura. Para ello, se extendía el carbón vegetal de pino silvestre en una parte de la fragua, sobre el crisol, y se avivaba el fuego hasta alcanzar la temperatura deseada. Más tarde se ponía el cobre sobre el carbón vegetal para que se fundiera, y éste, por pura ley de densidad, va escurriendo al fondo hasta llenar el crisol. Una vez lleno, vertían el cobre líquido en unos moldes de barro refractario dónde se formaban las pastelas, pedazos de cobre maleable con los que van a trabajar. Así, se volcaba la pastela sobre el yunque y bajo la cabeza del martillo pilón, y se ponía en marcha el martillo para comenzar con el rebatido. Este martillo pilón tiene una cabeza de hierro de 250kilos, y un tronco de madera de pino silvestre, apoyado sobre una boga que ejerce de eje para que el martillo pendulee. Con la pastela volcada ya bajo la pesada cabeza del macho pilón y con ayuda de unas tenazas metálicas, se iba dando vueltas a la pastela mientras que el martillo golpeaba y estiraba el metal, para formar así el primer caldero. Estos calderos se hacían siempre en paquetes de 8 a 16 calderos, por lo que nunca se fabricaba sólo uno. Una vez elaborado el paquete de calderos, se pasaba a una cizalla para recortar e igualar sus bordes, y se almacenaban para terminarlos en verano. En época estival comenzaba el rebatido de los calderos, es decir, el acabado final. Sobre un soporte de hierro en forma de clavo enorme colocaban el caldero boca abajo, ya en frío, y con un mazo de madera de encina iban golpeando horizontalmente para terminar de estirar el cobre. Por último le ponen un cordón de hierro en la boca, un asa de forja, y se termina con las decoraciones o cenefas hechas a punteo con un pequeño martillo de hierro y una punta roma.
El ingenio hidráulico de Segovia (Navafría)
Para que todo esto funcione ha sido necesario recurrir a los elementos de la naturaleza y a la más pura ingeniería. Para poner en marcha el martillo pilón se utiliza el agua del río Cega, que ha sido desviado por un caz unos 600 metros más arriba del Martinete, y se almacena en un arca exterior a la altura del tejado del edificio. Este arca, de unos 8000 litros, tiene en el fondo tres agujeros tapados por tapones tronco-cónicos de madera de pino y hierro, que se levantan gracias a unos tiradores situados en el interior del edificio. Al levantar uno de estos tapones el agua cae sobre la rueda hidráulica, la otra protagonista y el verdadero motor del Martinete. Esta rueda hidráulica, la original de 1941, está formada por madera de pino y hierro y tiene un diámetro de unos 3 metros. Está situada de forma vertical, por lo que al abrir los tapones del arca empieza a caer agua sobre la rueda, llenando los canjilones y haciéndola girar, a mayor o menor velocidad según la cantidad de agua que caiga. Para transformar este movimiento circular en el movimiento vertical del martillo, existe un árbol de unos 7 metros de longitud que está incrustado en el eje de la rueda, y que entra al interior del edificio. Ese árbol, que al estar en el eje va a girar a la misma velocidad que la rueda, tiene en su otro extremo, en el del interior del edificio, dos abrazaderas de metal con cinco levas de madera de encina que al girar van a golpear de arriba a abajo el final del palo del martillo pilón, consiguiendo que éste levante la cabeza unos centímetros y vuelva a caer por su propio peso, provocando un repiqueteo rítmico. Así, cada vuelta de la rueda son 5 golpes del martillo. Este martillo llega a moverse a una velocidad de 180 golpes por minuto.
Orígen del Martinete, un ingenio hidráulico de Navafría
Responsable de la Oficina de turismo y del Martinete de Navafría.
2,050 visualizaciones totales, 4 visualizaciones del día
Un Comentario
Muy interesante. Sobre ingeniería hidráulica sugiero se publique artículo sobre la máquina vieja de Valsain. Serrería basada en el agua como fuerza motriz. Hoy lamentablemente abandonada