Hemos podido disfrutar de tu exposición “Huida” en la Galería de Arte Zaca. ¿Cómo ha sido la experiencia y el resultado?
La experiencia, tanto profesional como humana, ha sido perfecta. Nos hemos sentido muy mimados y queridos, y hablo en plural, ya que parte de mi trabajo artístico están respaldados y ligados a mi marido, Fran Torres. Agradecemos a Conchi Latre su saber hacer para que la colección, al igual que al Excelentísimo Ayuntamiento de El Real Sitio de San Ildefonso. Y, no puedo dejar de mencionar al personal del Parador Nacional de La Granja. Nuestro más sincero agradecimiento a todos.
¿Cómo definirías tu estilo artístico?
Mi obra plástica proviene de material radiográfico que, por un defecto de forma, no se puede diagnosticar. Son radiografías, resonancias magnéticas, tacs, etc., que hay que desechar por ser ilegibles, a nivel de diagnóstico. Y yo, a través de mis ojos, les doy otra utilidad. Un tórax puede convertirse en una orquídea, unas arterias renales en un árbol, un estudio del colon formar parte del paisaje de La Granja, como se puede ver en la obra titulada «La carrera de caballos».
Por lo tanto, definir el estilo es muy difícil, ya que la obra puede estar inspirada en el surrealismo abstracto americano de Jackson Pollock como, por ejemplo, mi obra «Otoño en la Granja», que está claramente sugestionada en este autor o, creaciones más figurativas, como una serie de planetas que representan eclipses y están realizados con artroscopias de mi propio menisco, tras sufrir una lesión en la rodilla y tener que pasar por quirófano. Mi obra, por definición, es muy eclética.
Además, eres un gran escritor. ¿Quiénes son los detectives Héctor Méndez y Nieves García?
Son dos detectives fruto de una idea de Fran Torres. Después de mi primer libro de relatos «Divinas Semillas», me propuso el guion de una novela negra. Me entusiasmó la historia que hiló, la cual se desarrollaba entre los convulsos años 30 en la España del siglo pasado y finales de los noventa.
En ese libro se conocían Nieves y Héctor, de un guion vinculado al mundo del teatro nació «El secreto de Pinohermoso o el misterio de la vicetiple desaparecida». El éxito de este primer caso fue muy sorprendente y, a petición de los lectores, escribí la novela ambientada en la Comarca del Aranda, en la provincia de Zaragoza, exactamente en un pueblo a los pies del Moncayo llamado Gotor, «No tengo edad» y después vino «¿Cuántos piercings caben en una oreja?». Y por fin llegamos a la cuarta aventura: «Juegos de agua»».
De tu última novela, “Juegos de agua”, ¿qué puedes adelantar a los potenciales lectores?
Lo más destacado es el lugar donde transcurre la acción, ya que casi toda la trama está ubicada en San Ildefonso y los jardines de palacio de La Granja.
En un ficticio verano de 2014, va a correr por primera vez, tras una larga restauración, la fuente de La Selva. En el momento más álgido de la potencia de los surtidores, el cadáver de una mujer, pintado de bronce sale despedido por la fuerza del agua hacia los espectadores. A las pocas horas, otro cuerpo, esta vez de un hombre, es encontrado, atravesado por una sombrilla, en la fuente de El Canastillo. Mitología, suspense y venganza son los ingredientes de este caso. También viviremos el empo-deramiento de Nieves García como detective y, hasta aquí puedo contar.
Hay que explicar que no es necesario leer los anteriores libros para seguir la trama de esta última entrega.
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